martes, 21 de marzo de 2017

Cap 7: ¿Hay secretos en la casa?


-Bien, ¿Cómo pasamos? -Preguntó Gael no sin antes haberse asegurado de que el coche estaba lejos de la casa.

-Así. -Respondió Dante mientras cogía impulso para propinarle una fuerte patada a la puerta principal.

Esta acción formó mucho ruido que por suerte, parecía imposible de escucharse alrededor, ya que las pocas casas que había cerca estaban deshabitadas o no solía haber gente en ellas.

-Podrías haber sido algo más delicado. -Replicó Alan.

-En ese caso estaríamos toda la noche intentando entrar sin éxito. -Le contestó Dante al momento. -Vale, os quiero lo más concentrados posible chicos, por Caín y descubrir qué le paso.

Los tres chicos entraron uno a uno a aquella casa que les había traído más penas que alegrías.

 Conforme pasaban e iban alumbrando con sus linternas, no paraban de venirles imágenes pasadas de aquél día. A Gael incluso se le habían quedado los labios secos, eran demasiadas emociones para él en poco tiempo pero por suerte, tenía al lado al indestructible Dante, que no dudó en apoyar su mano en el hombro de Gael para mostrarle su apoyo.

En otro plano completamente distinto se encontraba Alan, que había intentado dejar de lado todas aquellas emociones para tratar de encontrar alguna pista que le pudiese ayudar.

-¿Por dónde deberíamos empezar? -Dudó Alan, preguntando en voz alta para romper el silencio que se había impuesto al entrar.

-Nos podemos dividir esta sala que es más grande y después entrar en el baño y en los dos dormitorios que son más pequeños y hay menos cosas por medio. -Propuso Dante.

El salón estaba tal cual lo dejaron, al fondo del mismo había una mesa grande, aún ocupada por platos y los restos de comida que los insectos no habían sido capaces de comerse. A la izquierda, un televisor que prepararon aquel día por si querían relajarse jugando o viendo películas, y alrededor de éste, unas cuantas sillas.

Gael apuntó con la linterna a esas sillas y no pudo evitar recordar una escena en la que estaba él junto a Edgar y Caín, en la cual se quedaron hablando durante un buen rato. Vio que las sillas estaban tal y como las dejaron en aquella situación, incluso pudo verse a él junto a sus dos amigos en aquella tarde, relajados y sin ningún tipo de preocupación.

A la derecha de esa habitación había un par de muebles y alguna que otra mochila, eso sí, ya comido todo por el polvo y la humedad.

Estuvieron más de una hora intentando encontrar alguna pista que, por desgracia, no apareció. Una vez miraron por todo el salón, se dirigieron a las otras tres salas restantes.

Era ya más de la 1 de la madrugada cuando los tres, exhaustos, decidieron tumbarse en una de las camas del dormitorio, con el mal sabor de boca de no haber sido capaces de haber descubierto absolutamente nada.

Estaban conversando cuando Gael, cansado y sin ganas de hacer nada más, se tumbó bocarriba en una de las camas mientras escuchaba a sus otros dos compañeros hablar y hacía una especie de juego con la linterna, como si quisiese hacer formas con la luz que ésta desprendía.

-¡Espera! ¡Apunta ahí! -Gritó Alan sobresaltando a Gael mientras señalaba con el dedo a una esquina.

Gael se dirigió hacia ese punto con la linterna, lentamente para no perder ningún detalle y, al llegar ahí, observó una especie de ranura demasiado recta como para ser una grieta originada por el tiempo.
Acto seguido, Dante arrimó la cama hasta debajo de la ranura, se levantó hacia ella y empezó a propinarle golpes hasta que consiguió abrirla. Era un pequeño desván en el que, al alumbrar con la linterna, pudo observar una mochila al fondo del habitáculo.

Dante, con toda decisión, fue a coger esa mochila, cuando de repente empezaron a escuchar sirenas. ¡Era la policía!

-¡Corred, vámonos de aquí antes de que nos pillen! -Grito Gael.

-¡No podemos irnos, vienen de camino ya, se escucha demasiado cerca! -Contestó Alan.

-¡Hay que esconderse! -Dijo Dante.

Los tres amigos, sin mucho sitio donde ocultarse, decidieron esconderse en el dormitorio que no tenía el desván, debajo de una de las camas que éste tenía.

Justo al momento de esconderse, las luces de los dos coches de la policía que fueron al lugar iluminaron toda la casa.

-¿Hay alguien ahí? -Dijo desde fuera uno de los policías.

-Nos van a pillar. -Susurró Gael a los otros dos chicos.

Dos de los cuatro policías se dirigieron directamente al dormitorio donde ellos se encontraban.

-¡Venid, rápido! -Gritó un policía poniendo los pelos de punta a los tres chicos.

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